Región de O’Higgins impulsa su apicultura con laboratorio apícola y apiario demostrativo

default

La apertura del primer laboratorio apícola en el territorio marca un salto concreto para un rubro que es clave en la seguridad alimentaria y la biodiversidad. El “Programa de extensión e innovación para la adaptación de la apicultura al cambio climático”, ejecutado por APIUOH de la Universidad de O’Higgins (UOH), combina formación, demostración en terreno y análisis de mieles para profesionalizar el oficio y respaldar con datos la calidad de los productos de la colmena. Todo esto, con financiamiento del Gobierno Regional de O’Higgins.

El laboratorio permitirá a los productores caracterizar sus mieles con parámetros objetivos y trazables, requisito cada vez más valorado por el mercado y por consumidores atentos a la procedencia y composición de lo que consumen. “Con el laboratorio apícola estamos implementando técnicas para caracterizar mieles a través de parámetros como el color, concentración de azúcares, actividad diastásica, contenido de hidroximetilfurfural, concentración de polifenoles y capacidad antioxidante”, explicó la Dra. Andrea Müller, directora del proyecto. “Con estos parámetros los apicultores podrán respaldar las características de sus mieles y su uso nutricional o medicinal”.

“Como Gobierno Regional estamos comprometidos con apoyar y fomentar la investigación y la innovación en procesos productivos, en una alianza estratégica con la Universidad de O’Higgins. De esta forma, apoyamos a pequeñas y pequeños productores de miel de la región, para ampliar sus oportunidades de negocio a través de una producción sustentable y que se adapta al cambio climático”, manifestó el Gobernador Regional Pablo Silva Amaya.

La instalación del laboratorio apícola dentro del Campus Colchagua no funciona de forma aislada. De manera complementaria se implementó un apiario demostrativo donde se pueden observar especies melíferas nativas que poseen bajo consumo de agua, una medida práctica para mitigar la escasez de alimento que ya provoca el cambio climático en los apiarios. Allí, los visitantes aprenden sobre los diferentes periodos de floración, requerimientos y aporte de néctar y polen de cada especie, de modo que puedan replicarlas cerca de sus colmenas. Además, cuenta con las primeras dos colmenas de abejas, las cuales, junto con el apiario, serán utilizadas para investigación, docencia y vinculación con el medio.

Del laboratorio a la colmena

La Región de O’Higgins concentra más del 26% de la superficie con demanda potencial de polinización y convive con brechas sanitarias y menor disponibilidad de flora melífera por efecto del cambio climático. Ese escenario respalda la apuesta del proyecto por la capacitación, la trazabilidad e innovación en terreno, con análisis de calidad, un apiario demostrativo y unidades de mejoramiento productivo apícola que bajan la ciencia al predio.

Para el mundo apícola, la utilidad es inmediata. “Es algo sin precedentes. Los pequeños y medianos apicultores vamos a poder venir a capacitarnos, aprender y analizar nuestras mieles. En este rubro uno nunca deja de aprender y proyectos como este nos motivan a seguir mejorando”, comenta Francis Contreras, estudiante de la Universidad y apicultor de Chimbarongo. A su juicio, el conocimiento técnico es la barrera más frecuente: “muchos apicultores no saben manejar las enfermedades de las colmenas y pierden todo por eso. Este tipo de apoyo nos da herramientas concretas para seguir mejorando”.

La estrategia no se limita a laboratorios y demostraciones. Considera actividades docentes que involucran al menos diez cursos y tres seminarios, junto con actividades de vinculación y días de campo. El objetivo es que apicultores y actores de la cadena adquieran competencias en trazabilidad, sanidad, nutrición, genética, polinización, contabilidad y finanzas, producción orgánica y sustentabilidad. Durante la ejecución, las capacitaciones se ofrecerán de manera abierta a todo el público, por lo que se invita a la comunidad apícola de la región a participar de estas actividades.

El seminario realizado este año abarcó charlas de expertos en temas como la flora melífera de la zona central, la normativa apícola, las actividades que están realizando otras instituciones en diferentes regiones del país, y las investigaciones que se están desarrollando en mieles, pólenes y ceras para resguardar su eficacia y seguridad frente al uso de contaminantes y plaguicidas.

También se implementaron Unidades de Mejoramiento Productivo Apícola en predios seleccionados de las tres provincias. Allí, los productores están recibiendo asesoría personalizada para demostrar, con resultados medibles, que es posible elevar la productividad y el retorno mediante buenas prácticas sanitarias y nutricionales. Estas unidades operan como casos demostrativos para su réplica por otros apicultores.

El componente territorial incorpora un análisis para fortalecer la trazabilidad mediante identificación de colmenas y determinación de la carga apícola en una comuna piloto. Esto habilita vigilancia sanitaria más eficiente, concilia intereses agrícolas y apícolas y promueve un uso responsable de los recursos florales.

La infraestructura fue pensada para perdurar más allá del proyecto. En el laboratorio apícola se espera continuar prestando servicios de análisis a bajo costo, el apiario demostrativo mantendrá visitas para toda la comunidad, con especial énfasis en escuelas, liceos técnicos y estudiantes universitarios, y la plataforma docente actualizará cursos conforme a la demanda del sector. En paralelo, se promoverán acuerdos de colaboración con instituciones públicas, organizaciones del agro y entidades académicas, nacionales e internacionales, para sostener un ecosistema de transferencia tecnológica apícola desde la región.

Con análisis de calidad incorporados al trabajo cotidiano, con predios vitrina que muestren mejoras replicables y con formación disponible todo el año, la apicultura local tiene las piezas para producir más y mejor, con decisiones informadas. La proyección es avanzar hacia mieles certificadas y trazables que cuenten su historia con evidencia y que encuentren mejores precios y nuevos mercados, al mismo tiempo que se cuida la salud de las abejas y se fortalecen los ecosistemas que las sostienen.

Comentarios
Compartir