Cabe preguntarse, ¿El por qué de las cosas?, ¿Somos seres ambiciosos o irremediablemente perezosos? Hoy nos sentamos horas y horas a ver televisión, estar en el laptop o teléfono y repetir la historia de “estar siempre frente a una pantalla”.
¿Es la nueva droga del siglo XXI? Es increíble, pero así funcionan las drogas, luego que abusas de ellas las empiezas a consumir por inercia, generando un daño colectivo a nivel psicológico.
Es normal ver a gente con ansiedad que revisa sus redes cada 2 minutos e incluso lo hace caminando. Es increíble, pero cierto. Quizás sea normal todo esto, pero a mayor tecnología, más atolondrado se siente el ser humano, e Instagram sí que nos tiene bastante atolondrados en un mundo casi de fantasia. Digo casi, porque aún queda gente que sube su plato favorito y ya no es más un simple almuerzo familiar.
Somos dueños de la máquina que hoy nos hace la misma ropa que andamos trayendo, es increíble todo lo que pasa a nuestro alrededor, tanto, que resulta creíble. El ser humano no es dueño de las máquinas, sino éstas del ser humano.
Instagram a ocupado un lugar fundamental dentro de la pandemia, cada foto una historia. “Quédate en casa” es el singular sticker que se sigue ocupando en el panel de arriba de las historias, pero ¿sera que nos estabiliza a nivel psicológico? Mmm… lo dudo y estoy consciente de esto.
Pasa lo siguiente, ver lo que está comiendo nuestro actor, futbolista o cantante favorito es irresistible, pero no está al alcance del presupuesto de nosotros los mortals, que estamos prácticamente subsistiendo con la media marraqueta de la once y sin siquiera algo para echarle y luego a la cama. Lo pienso y ¿cómo lo hace la gente aquí?
Por Humberto Pinto.
