Hogares de Adultos Mayores y Jardines Infantiles del Obispado de Melipilla reciben aportes para insumos sanitarios

Con la película documental “El Agente Topo” la cineasta chilena, Maite Alberdi, puso de relieve el trabajo que se realiza en los Establecimientos de Larga Estadía para Personas Mayores (ELEAM) y que da cuenta del cariño y dedicación que entregan los equipos multidisciplinarios de profesionales que allí laboran.

Hoy, nominada a los premios Spliter del cine independiente, además de la postulación como mejor película iberoamericana en los Goya y que sigue en camino por un Óscar, logró poner en pantalla las historias de estos hogares gracias al registro que realizó en el Hogar San Francisco que el obispado de Melipilla administra en El Monte y al cual se suma el Hogar Divina Providencia de Llolleo.

Los cuidados especiales que reciben 65 personas que viven en ambos centros, además de la atención médica y cuidados las 24 horas del día, son reconocidos por los residentes. Tal es el caso de María Eugenia Portus, quien con casi 5  años en el hogar de Llolleo y a sus 79 años destaca que la pandemia se la han tomado con seriedad, “todos se han dedicado al 100% a cumplir con lo que dice SENAMA y el Ministerio de Salud”. Su reflexión la complementa Rhina Fuentes, del hogar de El Monte, que con 84 años agradece la preocupación de quienes tienen a cargo el recinto, “lo están haciendo bien y nosotras nos sentimos seguras”, dice.

Para Rodrigo Apablaza, director del Hogar San Francisco, la película permitió visibilizar el trabajo que ellos realizan debido a que es un documental que registró la vida misma en el día a día y da cuenta de los cuidados y amor que ellos entregan. Al reflexionar sobre el impacto que ha tenido la pandemia comenta que “hemos tenido que trabajar en enfocarnos en la contención de cada uno de los residentes, especialmente en momentos en que se puedan sentir un poco más solos”, sin dejar de lado el redistribuir los recursos al sumar gastos extra por la compra de nuevos insumos.

Con un trabajo en la misma línea, en Llolleo también se tuvieron que redoblar las medidas de seguridad. Paula Medina, directora del centro de dicha ciudad, cuenta que durante la pandemia han tenido que comprar muchos más  elementos de protección personal que son obligatorios.

“Hemos podido comprar insumos fundamentales para la labor, guantes, mascarillas y todos los elementos que tienen que ver con la protección personal”, dice, junto con mencionar que el aporte de CPC y otros aportes privados han logrado sustentar la labor diaria que llevan a cabo. “Ojalá más empresas puedan hacer un aporte a la institución pensando que son para la mantención y adquisición de un servicio que es fundamentales para el trabajo que hace la residencia, especialmente desde que se inició la emergencia sanitaria”, agrega.

 

Entre los aportes recibidos para apoyar a las personas mayores de los hogares del obispado, y también para los dos jardines infantiles que funcionan  en Melipilla, Mi mundo de Esperanza y Pequeños Poetas, destaca la ayuda de diversos empresarios a través de la Confederación de la Producción y del Comercio. Juan Sutil, presidente de la CPC, da cuenta de la importancia de colaborar y aportar al cuidado de personas mayores y niños, con recursos donados por las empresas y canalizadas a través del Obispado y Cáritas Chile. “Hoy lo que Chile necesita es que estemos todos muy unidos para salir de esta crisis sanitaria, social y económica con total solidaridad, con innovación y colaboración”, dice.

 

Las compras realizadas han permitido sostener, durante gran parte del año 2020, los gastos extra que no se habían considerado previo a la pandemia. Por ejemplo ya se han distribuido entre los hogares 10.000 cofias, 110.000 pares de guantes, 10.000 pecheras desechables, 12.500 mascarillas, 80 litros de cloro, 120 litros de alcohol gel, 60 litros de alcohol, basureRos, dispensadores, pantalones clínicos, entre otros insumos de seguridad.

 

De igual forma para los jardines infantiles se compraron 50 litros de alcohol gel, 10.350 mascarillas de 3 pliegues y 170 protectores faciales para esperar el reingreso a clases de 160 niños y niñas a partir de marzo.

 

Quienes puedan colaborar con los hogares y jardines infantiles del obispado pueden hacerlo a través de donaciones y contactarse a través del correo contacto@caritasmelipilla.cl o llamar al teléfono 228323456 anexo 26.

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