Columna de Opinión: De Covid y Economía Local: Melipilla y un objetivo posible

El 2020 ha estado marcado por diversos sucesos. En el consciente colectivo existe una preocupación por la salud del territorio mundial a causa del COVID19. En esto, Melipilla no es la excepción. Más me pregunto ¿qué sucede con la economía local?

Las conversaciones en nuestros hogares, barrios y trabajos (tanto presenciales como virtuales) han tenido dos grandes protagonistas: nuestra salud y nuestra economía. Y no es fácil. Tenemos un Estado que no logra garantizar la vida digna, lo que en un contexto tan crítico a nivel sanitario y económico sólo propicia un día a día en permanente estado de alerta, miedo e inseguridad social. Sin embargo, somos resilientes, solidarias y logramos mantener cierto ánimo de colaboración en tiempos difíciles. Las ollas comunitarias impulsadas por la comunidad organizada, han sido claves para sobrellevar la incertidumbre a la que la pandemia nos ha llevado (y en la que el Estado ha “intervenido” con su habitual incapacidad neoliberal) y, así, paliar en parte, el hambre y la sed de justicia social.

La economía que sustenta nuestra sociedad, ha mostrado un déficit (o un defecto) clave que no podemos obviar: la precarización de la vida en todas sus dimensiones ¿Te ha pasado estos días que, por falta  de dinero, no has podido acceder a una salud digna?

El problema no es solamente que el sistema público no de abasto con el nivel de exigencia propio de una pandemia, sino también con que en general no se otorga el presupuesto estatal necesario para garantizar el derecho a la salud (algo muy contrario a lo que sucede con el presupuesto militar o de maquinaria policial, por ejemplo).  Y, ¿Cuándo nos ponemos en la posición de quienes desarrollan labores de cuidados y trabajo doméstico, sin recibir retribución económica de ello? ¿Qué ocurre, en qué o quienes te apoyas?

Ambas situaciones están relacionadas por un concepto en común: una existencia precarizada. Y el Covid-19 ha dejado esta situación en evidencia, desnudando sin piedad desigualdades sociales y la necesidad de un Estado garante de derechos e instituciones solidarias para con las personas.

Entonces ¿Qué hacemos? Ideas y propuestas hay muchas, aquí va una desde nuestro Melipilla.

La economía local, social y solidaria, nos abre infinitas oportunidades para re-pensar nuestras prácticas culturales en el ámbito de la salud, el trabajo, la educación y el medio ambiente. Facilita el encuentro para construir, de manera conjunta, una alternativa que siendo arte y parte, propicie el buen vivir, no solo individual, sino también colectivo. A su vez, funciona como motor de desarrollo socio-cultural, toda vez que nos permite transformar nuestro entorno (al que muchas veces criticamos) y nuestras prácticas individuales, también fortalece la participación activa del territorio en la creación de vínculos económicos, poniendo en valor nuestros tiempos reales y nuestros estándares por una mejor calidad de vida.

La economía local, social y solidaria, es parte de la esencia de nuestra sociedad. Es un acto político noble, donde la voluntad es clave para que esos sueños, que creímos lejanos, sean la realidad de un futuro cercano. Hacia allá debemos avanzar y conjuntar todas las herramientas que tengamos por una economía a escala local, que comience en los problemas de las personas y de manera innovadora, solidaria y concreta, termine en el bienestar de todas y todos quienes habitan este territorio llamado Melipilla.

Lorena Olavarría Baeza, Cooperativista, gestora cultural y diplomada en economía social y solidaria.

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