Cartas al Director: Hacia el fin de la transición

Este domingo 25 de octubre quedará marcado en la historia de nuestro país. La opción “Apruebo” y “Convención Constitucional”, ganaron con un alto porcentaje de los votos válidamente escrutados. Resultado con los que la ciudadanía -titular inherente de la soberanía- decidió optar por el camino de un cambio constitucional.

“Hasta que la dignidad se haga costumbre”, fue una de las consignas acuñadas desde hace exactamente un año, cuando más de 1,2 millones de personas se congregaron en una de las marchas más grandes de Chile. Salud de calidad, mejor educación y mayor igualdad, fueron los reclamos que confluyeron en esa oportunidad.

A partir de ese momento algo cambió, o como dicen, “Chile cambió”, todos cambiamos, porque, de una manera u otra, nos encontramos en esas demandas y mucho más. El sentido de lo público, volvió a cobrar relevancia. La Constitución –texto lejano y técnico- fue por varias semanas, el más vendido y centro del debate. Esto último, no es extraño, siendo esta, la estructura jurídica de la convivencia en sociedad e instrumento con el cual convivimos cada día.

Si bien el voto era voluntario, se entiende a partir de esto, que todos y todas hayan querido participar en este plebiscito. Las cifras que indican, además, una participación histórica. Pero ¿qué significa este triunfo? Quiere decir, que la mayoría de nuestra sociedad desahució la Carta Fundamental vigente y no proyecta su futuro, conviviendo de acuerdo a sus reglas y anhela una nueva forma de convivir en sociedad, a través de un proceso donde estarán ausentes, los mecanismos de neutralización de la política, anclados en la Constitución del 80.

Sin embargo, esto no es el fin de la transición. ¿Cómo podría serlo? La Constitución del 80, sigue vigente y aún no hay un texto redactado que lo reemplace, pero abre la puerta para que esto ocurra. El plebiscito que vivimos hoy, fue la primera opción real que tuvo la ciudadanía de cambiar las cosas, fue el primer plebiscito desde la vuelta de la democracia.

Hoy parte, por lo tanto, el primer proceso eleccionario que la propia ciudadanía se permitió. Un proceso, vital para el futuro del país. En ese contexto, el camino lógico será que todas y todos podamos elegir, democráticamente, a nuestros representantes en la elección de los convencionales constituyentes que se desarrollará el próximo 11 de abril de 2021. Luego, tendrán un plazo de 9 meses, prorrogables una sola vez por 3 meses más.

Finalmente, en voto obligatorio, tendremos el plebiscito de salida. Con el texto de la nueva Constitución redactado, el pueblo votará y definirá el modelo que prefiere y sólo ahí, podremos hablar, por fin, del fin de la transición.

 

Eduardo Bofill Chávez

Profesor Derecho Constitucional

Universidad Andrés Bello

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