Cartas al Director: Vivir un día a la vez

En tiempos de pandemia cuesta no referirse al impacto que ha sufrido la salud mental de nuestra sociedad. Sin embargo, hay demasiados frentes que dificultan pensar hacia dónde dirigir los esfuerzos en la materia.

Se palpa la ansiedad propia de vivir una situación desconocida que nadie ha sabido cómo manejar, ni conoce con certeza cuándo terminará. Situación con una característica particular de que no nos expone tan sólo a un enemigo desconocido, un virus, sino que justamente a aquello que nos cuesta tanto enfrentar: el fin de la vida.

En medio de este contexto, emergen, las formas más certeras de abordar este conflicto existencial, que van de la mano con vivir un día a la vez, incorporar aprendizajes milenarios, como: el sentido de la respiración, el contacto con el presente y otros consejos que entregan expertos.

Por otra parte, está la realidad dolorosa y vastamente analizada sobre el impacto de la desigualdad en la forma de vivir la pandemia, pero también en la inseguridad que ésta genera sobre el futuro.

Un tercer elemento (de los muchos que podrían analizarse) es que la “nueva normalidad”, nos ofrece desafíos desconocidos asociados a incorporar hábitos protectores en términos de salud, que podría aumentar las prácticas sociales basadas en la desconfianza y el miedo.

Por lo tanto, ante este escenario, al menos nebuloso, sigamos hablando de salud mental. Pero, dónde comenzamos ¿por los grupos más vulnerados en términos económicos?, ¿los cuidadores de personas en situación de dependencia que han debido asumir todos los cuidados sin apoyo?, ¿por los niños y niñas que han internalizado un cambio de rutina forzado, sin comprender cabalmente el sentido de esto? Bueno, por alguna de estas interrogante hay que comenzar.

Aurora Vergara Brunet

Académica Terapia Ocupacional Universidad Andrés Bello

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