Un grupo de investigadores de la Universidad Austral de Chile y del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, en conjunto con médicos del Hospital Base de Valdivia buscan nuevas alternativas para ayudar en su pronóstico y posterior tratamiento.
El cáncer de vesícula biliar es un grave problema de salud en Chile. Nuestro país posee la mayor incidencia de este cáncer en el mundo en relación a su población, seguido de países como India, Corea y Japón.
En esta lamentable estadística destaca la Región de Los Ríos, que concentra la mayor cantidad de casos per cápita en el mundo. La ubicación geográfica, el género, la etnia, entre otros, constituyen factores de riesgo, por cuanto la enfermedad se presenta con mayor frecuencia en mujeres, de comunidades mapuches del sur del país.
El cáncer de vesícula biliar se ha transformado en un problema de salud pública en las regiones más afectadas. A nivel país, ya ocupa el segundo lugar como causa de muerte por cáncer en la población femenina, solo superada por muertes producidas por cáncer de mama.
La vesícula biliar es un órgano localizado debajo del hígado, cuya función principal es concentrar la bilis, que ayuda a digerir las grasas presentes en los alimentos. Por esta razón un diagnóstico de cálculos biliares constituye una alta probabilidad de sufrir este cáncer, por cuanto, estadísticamente más del 70% de los pacientes con cáncer de vesícula están asociados a cálculos, afectando con mayor frecuencia a mujeres entre los 50 y 60 años.
Como la vesícula es un órgano no vital para la sobrevida, su extirpación quirúrgica como medida preventiva disminuye la mortalidad por esta causa. No obstante, como no existen herramientas clínicas que indiquen de forma fehaciente si una persona requiere la extirpación de este órgano, se estima que se realizan cirugías innecesarias, lo que a su vez conlleva una mayor presión sobre el sistema de salud, especialmente el público.
Investigadores regionales
La prevalencia de este cáncer en Chile, especialmente en la Región de Los Ríos, unido a la falta de herramientas clínicas para mejorar su tratamiento, llamó la atención de científicos de la Universidad Austral, quienes obtuvieron apoyo del Gobierno Regional para desarrollar un proyecto orientado a la búsqueda de biomarcadores que son moléculas biológicas obtenidas desde tejidos.
Estas moléculas, luego de su caracterización, permitirán a los médicos tratantes monitorear este cáncer, es decir, determinar si se encuentra en una etapa inicial o avanzada, pronosticar la sobrevida del paciente y evaluar si el mismo es susceptible a tratamientos complementarios como la inmunoterapia y/o drogas antitumorales que no generen resistencia. De esta manera se podría obtener mejores pronósticos clínicos y aplicar tratamientos personalizados a sus pacientes, con vistas a superar la enfermedad.
La Doctora Claudia Quezada, quien lidera la investigación sobre biomarcadores, advierte que es muy probable que diferencias genéticas asociadas a la ascendencia mapuche contribuyan al alto número de casos en las regiones del sur (donde existe un mayor número de comunidades de esta población), aunque todavía no existen estudios genéticos y ambientales resolutivos que ayuden a encontrar las causas específicas de tan alta incidencia de este tipo de cáncer en Chile. Sin embargo, señala que existe consenso clínico, que dietas altas en grasas dan origen a la denominada litiasis vesicular, término clínico que describe la presencia de cálculos, o “piedras”, en la vesícula, desarrolladas a partir de dietas altas en grasas, que a su vez se han correlacionado con la aparición de cáncer de vesícula biliar.
La investigadora señala que culturalmente la dieta habitual en el sur de país, contiene alimentos con alto contenido calórico y graso “como lo muestran los resultados de un estudio entre la población mapuche que presenta una elevada prevalencia de diabetes, síndrome metabólico y obesidad, incluso mayor al promedio de nuestro país, todos estos factores en su conjunto inciden en una mayor cantidad de casos de cáncer de vesícula biliar”.
“Desde el punto de vista científico es preocupante que exista una alta tasa de mortalidad, especialmente en mujeres mayores de 50 años, y que además en la Región de Los Ríos se ubique la mayor incidencia de este tipo de cáncer a nivel mundial. Esta gran cantidad de casos, estadísticamente registrados, no ha sido acompañado de avances en materia de pronóstico, seguimiento y tratamientos más efectivos, una brecha científica en la cual nuestro proyecto justamente se enfoca”, puntualiza la investigadora.