En el marco del sexto periodo de negociaciones en Ginebra para la creación de un tratado global que regule el ciclo de vida completo de los plásticos, desde su producción hasta su disposición final, la jefa de carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad de O’Higgins (UOH), Nazaret Ubilla, enfatizó la necesidad de adoptar medidas urgentes para evitar que la crisis de contaminación plástica se agrave en las próximas décadas.
Según la experta, si la producción de plásticos continúa su tendencia actual, las consecuencias ambientales incluirán la degradación permanente de los ecosistemas, con un fuerte impacto en el agua y el suelo.
“Esto puede generar riesgos graves al ingresar microplásticos a la cadena alimenticia, afectando la salud humana y animal por su potencial tóxico y posibles propiedades cancerígenas. Además, los animales pueden sufrir estrangulamientos o atrapamientos en elementos plásticos”, advirtió la ingeniera ambiental.
En este contexto, Ubilla plantea que el tratado debe incluir políticas públicas orientadas a eliminar el uso de plásticos de un solo uso y establecer una responsabilidad extendida para los productores que utilicen este material en envases y embalajes: “el compromiso de la industria y la educación de las nuevas generaciones son claves para un cambio estructural”, añade.
La preocupación expresada por Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), respecto a que la crisis del plástico “se está descontrolando”, cuenta con respaldo científico. “La NASA ha generado una visualización que muestra el movimiento de toneladas de residuos plásticos en los océanos durante los últimos 35 años. Actualmente, 8 millones de toneladas flotan en las aguas marinas y se concentran en cinco gigantescas islas de basura”, precisó la docente.
Respecto a los mecanismos para garantizar la vigencia del tratado durante los próximos 30 o 40 años, la especialista considera fundamental impulsar modificaciones legislativas vinculadas a la producción de plásticos y actualizar las regulaciones conforme a los avances tecnológicos y ambientales. En el caso de Chile, subraya que el país debe participar con un alto compromiso legislativo, involucrar al sector productivo y fortalecer la educación ambiental desde edades tempranas, con el fin de lograr un acuerdo robusto y de impacto real en la reducción de la polución plástica.
Ubilla añadió que la participación de las universidades en este tipo de debates internacionales es esencial para vincular la investigación con la toma de decisiones. “Desde la academia podemos aportar con evidencia científica y propuestas concretas para enfrentar el problema desde un enfoque integral, que considere tanto la dimensión ambiental como la social y económica”, concluyó.